Reseña 1922 (Pelicula)
Finalmente ha llegado
octubre y con este mes llega una de mis temporadas favoritas. Llega el cambio
de horario, la llegada del otoño y la festividad del Halloween. Bien hace unas
semanas hice una encuesta en mi página de Facebook para elegir una temática en
especial para dedicar un mes completo a reseñas enfocadas, claro teniendo
pequeñas excepciones como reseñas importantes como la cinta Joker. Bueno, el
público hablo y hoy doy la bienvenida a la primera reseña de este mes que va
tematizado con el mundo de las obras y adaptaciones del escritor Stephen King.
Bienvenidos sean mis queridos trotamundos de la noche, el día de hoy
arrancaremos nuestro especial con una película inspirada en un relato del señor
King que no tiene mucho de haber sido estrenada, analicemos 1922.
Las historias ambientadas
en un tiempo lejano al nuestro nos dejan un sentimiento de seguridad. Si bien,
pueden contarnos el más cruel evento de la humanidad, una hórrida historia de
asesinatos o un simple compendio de desventuras, al final de día el estar tan
alejados o adelantados de la fecha donde ocurren los eventos nos da una
peculiar calma. Es igualmente cierto que la falta de tecnología o los complejos
estatutos sociales de las urbes del tiempo marcado se vuelven en un buen
exponente de horror ante la falta de libertades que tenemos. Stephen King
conoce perfectamente este curioso detalle narrativo y hace uso del mismo en una
de las historias que conforman su novela de relatos “Todo oscuro, sin
estrellas” publicado en Noviembre del 2011. La historia en cuestión que nos ha
traído a esta reseña lleva por nombre simplemente 1922 y hace tan solo 1 año
fue adaptada en una película de la plataforma Netflix.
La historia nos centra en
la persona de Wilfred James, un granjero modesto que asesina a su esposa con la
complicidad de su propio hijo. Aunque esta decisión les evita tener que
abandonar su granja tras una dura época económica, el cadáver de su esposa
volverá de entre los muertos para torturar a su amado Wilfred y destruir la
poca cordura que le queda.
Como podría esperarse de
una historia corta, los elementos de su trama se encuentran completamente
enfocados en tres personajes principales. La extraordinaria sencillez de su
historia podría ser considerada como poco llamativa para un filme de una
duración de casi dos horas, ya que como todos sabemos, lo que funciona en papel
no siempre logra funcionar en una película. A pesar de esta pequeña desventaja
el relato de Stephen King logra dar un salto acertado al formato fílmico y por
fortuna, conservando el encanto y la desquiciante paranoia que transmite su
versión original en tinta y papel.
El primer gran elemento
que sobre sale cuando decidimos darle un poco de nuestro tiempo a esta cinta de Netflix, es sin lugar a duda la
fotografía. La paleta de colores y las tomas abiertas y claras a pesar de la
oscuridad de algunos momentos, nos hacen sentir una extraña añoranza a temporal.
Sin la necesidad de usar los ya típicos tonos ámbar y sin la necesidad de
estarnos recordando la fecha en la que nos encontramos, el filme logra
vendernos la época donde transcurre esta historia trágica. Lo calmado y
silencioso que pueden resultar los rincones de la granja de Wilfred, las
exploraciones a las ciudades aledañas que logran denotar el trasfondo histórico
al igual que reflejar la melancolía social son detalles que simplemente
engatusan con habilidad al espectador. La dirección del filme por parte del
australiano Zak Hilditch se siente exacta con el relato del cual se está
adaptando todo. La sensación de una atmósfera cargada e inquietante. La culpa
volviéndose una parte más del entorno que rodea a esta familia está marcados
por toda la película y eso se agradece puesto que nos ayuda a cerrar ese trato
inmerso que espectador y filme negocian cada que le damos oportunidad a un
nuevo producto.
La producción del filme
se siente bien lograda y en muchos momentos hasta consigue dar chispazos de
verdadera genialidad. Cosas como los entornos creados dentro de las ciudades,
los atuendos meramente clásicos que nos transportan instintivamente a tiempos
más sencillos a los nuestros y a la vez esa depresiva pero errante sensación
que nos da acercarnos a ciertos lugares dentro de la propiedad de Wilfred hacen
que nos sintamos dentro de un relato que nos remonta a trabajos como lo fueron
en su momento los relatos de Cuentos de la Cripta o Galería nocturna, solo que
con un mayor presupuesto y decisiones un poco más meticulosas al tratarse de
una cinta de larga duración.
Aunque la película logra
en gran medida hacer suyo el material de origen y trasladarlo sin afectar a su
recepción y esencia, el guion no resulta del todo perfecto tampoco y esto es
posiblemente el punto más flojo de la cinta. El guion no tiene una consistencia
en su ritmo, en varias circunstancias se siente un poco errático el seguir la
historia cuando nos alejamos de la granja familiar y exploramos los terrenos
exteriores con pequeños agregados al relato principal que más que sentirse como
una expansión acertada nos hacen sentir que el filme cuenta con 20 minutos de
sobra donde simplemente no llegamos a mucho más que recordarnos el tiempo donde
estamos, pues la trama derivada del hijo de nuestro protagonista se siente
bastante desangelada.
Otro punto negativo es la
banda sonora. Si bien, la producción logra darnos detalles llamativos y una re
construcción de los años 20 creíble, el apartado musical que resulta siempre
importante dentro de un producto audio visual se siente muy pobre. La banda
sonora está compuesta por pequeñas melodías que nunca logran volverse parte de
la formula. Los pocos momentos donde este apartado brilla es simplemente por
que acompañan bien los momentos de tensión, pero tras estos perdemos la noción
de cuando llegan y cuando desaparecen, son como pequeños fantasmas que rara vez
logran dar señales de presencia al espectador y que difícilmente se quedaran en
nuestro recuerdo tras terminar la película.
Ahora, entrando en un
apartado más específico, la manera en que 1922 maneja el horror es uno que se
cose a fuego lento, de esos que van creciente lentamente hasta que es
inevitable estar enfrentándonos a él. La sensación de persecución, de culpa y
sobre todo, aquel extraño pero común sentimiento de sentirnos observados y ser
descubiertos en uno de nuestros profundos secretos es el motor del miedo en esta
película, uno que aprovecha la construcción de la sugestión de su protagonista
para llenar la película de una angustia sombría.
Ya para finalizar solo
queda resaltar el elemento más importante del filme, sus actuaciones. Si bien
el elenco secundario se encuentra generalmente cruzando por la línea de lo
aceptable y regular, es nuestro protagonista quien dota de vida al relato de
horror y angustia que es 1922. La actuación de Thomas Jane es simplemente
impresionante. De una manera perversa el actor hace suyo al personaje de
Wilfred James y explora sus rincones mas oscuros causando que nuestro
trastornado protagonista y villano se vuelva el centro de atención de la
historia. El acento marcado de
Nebraska y las derivaciones de su actuación que muestran lentamente un complejo
e inevitable descenso a la locura son simplemente sublimes. No existe historia
sin Wilfred y en este caso no existe el personaje de Wilfed sin Thomas Jane (el
cual ya apareció en 2 adaptaciones de King en el pasado, La niebla y el cazador
de sueños). La humanidad que le entrega a su personaje hace que logremos empatizar con
él y lo compadezcamos a pesar de que estemos viendo a una persona egoísta y con
una mentalidad un tanto repulsiva que antepone las conveniencias a las
personas.
Al final del día 1922 es
una película sencilla con una trama que cualquiera puede disfrutar, pero que
bajo esa simpleza esconde una naturaleza oscura y angustiante. Una trama que
funciona la mayor parte del tiempo, elementos visuales que logran hacernos
sentir un ambiente cargado de tensión y la actuación admirable de Thomas Jane
al encarnar a nuestro protagónico homicida, hacen que todo sea un trato redondo
que es digno de ver más de una vez. Yo le doy un 9. Tiene algunas pequeñas
fallas pero sus virtudes sobre salen con mayor intensidad. Bien es hora de
despedirnos por el día de hoy mis queridos moradores de tierras desoladas,
bienvenidos sean al mes del terror, hasta una próxima reseña en La guarida del
Dullahan.
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