Reseña: Historias de miedo para contar en la oscuridad
“Las historias fueron
hechas para protegernos. Para advertirnos de los horrores que el mundo oculta
tras una máscara de inofensiva paz” Esta era una de las cosas que nos decían nuestros
abuelos al contarnos una historia al calor de la fogata o una noche de tormenta
mientras cenábamos con ellos cuando nos cuidaban. Las historias de miedo son
posiblemente el primer gran encanto macabro que todos llegamos a poseer.
Sabemos que es algo horrible, algo que nos mantiene un tanto incómodos pero por
alguna razón resulta ser fascinante para la mente infantil y que eventualmente
madurara con nosotros hasta volvernos en los amantes del terror que la gran mayoría
llegamos a ser en este momento. El día de hoy quisiera hablar sobre lo que es
posiblemente uno de los 3 proyectos que más esperaba este año en cuanto a cine.
Apaguen las luces queridos lectores, pues hoy hablaremos de “Historias de Miedo
para contar en la oscuridad".
Es a veces imposible no
comparar historias de horror que resultan ser nativas de alguna región o
pueblito con otras que hemos escuchado ya en el pasado por diferentes lugares e
incluso tenemos nuestra propia versión. Las historias de miedo nos
presentan un panorama exquisito de un específico factor cultura, el folclor y sus
aproximaciones al mundo exterior. Por la década de los años 70 y 80 el escritor
Alvin Schwartz haría provecho de los peores años de su nación tras un periodo
de conflicto bélico como lo fue Vietnam, para lanzar una serie de libros de
relatos cortos de terror que mantuvieran a la sociedad distraída de ello. Así nacen
sus tres antologías de cuentos de miedo que hoy en día podrían ser el
equivalente a los creepy pastas o leyendas urbanas de antaño. Y tras verles un gran potencial a aquellos
pequeños relatos se decide hacer una cinta bajo el nombre de los libros. 40
años después la encomienda de transmitir estas historias recaen en el director
noruego André Øvredal y el guionista y
productor Guillermo del Toro.
Historias de miedo para
contar en la oscuridad es una cinta que llega a ser interesante de analizar porque
por un lado cae en la gran cantidad de clichés del terror que se conocen y por
el otro logra hacer sentir que no es tan malo recurrir tanto a estos pequeños recurrentes
cuando tienes algo que busca ser disfrutable sin el sentimiento de que esto
solo es un refrito. Cada historia que pueden contener los macabros cuentos
cortos de Schwartz puede ser adaptada a una narrativa moderna sin sacrificar
las épocas donde transcurrían originalmente dichas historias. La cinta logra
madurar estos relatos y volver atractivos para chicos o grandes a pesar de que
el sector demográfico al que apunto desde un inicio es al del adolescente y el
niño.
La película aborda varios
relatos repartidos en las tres antologías de historias, pero todos se encuentran
conectados por una línea principal que nos lleva al motivo para que estos
pequeños terrores infantiles y adultos cobren vida. La trama nos traslada a la
noche de Hallowen de 1968, al pequeño pueblo de Mill Valley, Pennsylvania,
donde un grupo de adolescentes encuentran al interior de una mansión un libro
que perteneció a Sara Bellows y en el que fueron escritas historias
aterradoras, las cuales poco a poco comienzan a volverse realidad para
perturbar a sus protagonistas, quienes tendrán que enfrentarse a una serie de
escalofriantes episodios terroríficos de los que parece imposible escapar.
La premisa resulta de lo más
conocida, seguramente en este momento mis lectores ustedes ya están haciendo la
comparativa con producciones como la cinta de Escalofríos o incluso Numero 23,
donde un objeto provoca una serie de consecuencias tras ser abierto. Pero si
bien, comparten ciertas comparativas lo que hace destacar a la cinta es el corazón
con el que se manejan las historias y criaturas a lo largo de toda la película.
Comenzare con el primer
punto positivo, el cual es la originalidad para ciertos lugares donde caemos que
ya hemos visto anteriormente. La idea de un libro desatando su contenido en la
vida real ha dejado de ser original desde hace ya un tiempo, pero la manera en
la que es presentado en esta cinta nos da una pequeña bocanada de frescura, dándole
personalidad propia y a la vez un nato interés de los lectores por la forma en
que funciona el objeto maldito. “Tú no lees al libro. "El libro te lee a ti. Tus
temores, tus más horribles pesadillas. El aprende de ti” es un elemento
narrativo que simplemente se vuelve llamativo. Mientras vamos
avanzando en la historia nos damos cuenta de la importancia de estas palabras,
comprendemos lo que implica que el libro te lea y podemos ser testigos de como en
el momento menos pensado la historia de nuestros personajes comienza a ser
escrita con su propia sangre en las hojas del infernal libro de Sarah Bellow.
Ahora en consecuencia con
un punto negativo, puedo decir que mientras cada una de las historias de
fantasmas, mansiones embrujadas y demás horrores que nos prepara las
narraciones de Sarah Bellow, la película lleva un grupo de actuaciones un poco
des iguales. Por un momento podemos ver actuaciones con las cuales nos creemos
a los personajes, sentimos empatía u odio por ellos, pero en otras ocasiones
como en el caso de personajes como Oggie o el padre de Stella sentimos un
descenso enorme, por momentos muy fríos y acartonados y en otros muy sobre
actuados. Se nota el des balance entre actuaciones en algunas ocasiones, pero no
es algo que mata la experiencia por completo, simplemente hace sentir que algo está
fallando y que si no fuera por la siguiente historia que cobrara vida nos terminaría
perdiendo como espectadores por un momento.
La dirección de André
Øvredal (a quien tal vez conozcan por sus cintas The Troll Hunter o La morgue) resulta
ser interesante. Si bien, se permite el pecado de esas actuaciones que resaltan
mal ante los actores que realmente entregan buenas, la manera en la que el
director nos adentra a su mundo es simplemente sublime. La manera que se toman decisiones panorámicas que
nos hacen sumergirnos en la época de 1968 donde transcurre todo y la constante
amenaza de la guerra de Vietnam y la presidencia de Richard Nixon funcionan para que el
ambiente de horror se mantenga entre lo sobrenatural y lo que es inminente, socialmente hablando. André utiliza perfectamente los elementos de su tiempo y
logra explorarlo de una manera que causara una nostalgia automática a pesar de
que el espectador no se encontrase viviendo esos tiempos. Se siente por
momentos como esas viejas producciones que amamos todos como volver al futuro,
gremlins o los goonies, para después entrar al campo del terror y hacernos
sentir que estamos reviviendo ¿Le temes a la oscuridad? Cuentos de la cripta,
etc. El aire nostálgico es utilizado de una manera diferente, ya no vamos solo
por los buenos recuerdos. Descubrimos ese sentimiento, esa
atmósfera, ese encanto de antaño en una producción que solo busca contar una
historia sin depender totalmente de que conozcas de antemano el producto.
El guion de Guillermo del
Toro resulta funcional y en ocasiones bastante interesante por los rumbos en
los cuales nos lleva. En ocasiones alguno de estos relatos macabros pueden
sonar familiares pero cuando pensamos saber cómo terminara, el guion logra
darnos pequeños giros inesperados que vuelven la experiencia en algo
interesante, donde nos ponen en un pequeño juego entre esperar el impacto o
seguir firmes a que terminara de una forma que se ve venir. Igualmente la
manera de abordar los relatos de terror se sienten de una manera particular y
personal de la cinta. Las maneras en la que se nos plantean las cosas, la forma
en que va creciendo todo y que no se detiene hasta su clímax, son cosas que nos
mantienen interesados.
Las criaturas y entidades
malignas son de lo mejor del filme. Cada uno de los seres tiene una particularidad
única que lo hace brillar en sus respectivas historias. Los aspectos físicos
son en verdad macabros y hasta cierto punto muy grotescos. Desde la dama gorda
hasta Harold el espantapájaros, cada uno provoca algo diferente en nosotros y
cuando comprendemos sus funciones resultan ser verdaderas criaturas de
pesadilla. Guillermo del Toro busca la fidelidad a las ilustraciones originales
con cada uno de estos seres y logra dotarlos de vida para hacer posible la ilusión
de que rondan entre nosotros, asechando en la oscuridad. Realmente son un perfecto homenaje para las ilustraciones originales de los libros.
Otro gran punto a favor
que puedo darle es sin duda que la cinta logra crear un buen terror para jóvenes
y adultos. Ya que sin la necesidad de tener sangre durante toda la película,
los eventos mórbidos y escenas de impacto escatológico resultan en una fórmula
que logra mantenernos incómodos, tensos y a la vez extasiados por los horrores
que logran en momentos acariciar la línea de terror psicológico. Los efectos prácticos es
algo que simplemente queda perfecto con el tono de toda la película. Las
criaturas hechas a partir de partes prostéticas, las botargas e incluso los
animatronicos hacen que se sientan reales, presentes y por lo tanto,
peligrosos. La cinta está hecha en un 85% de efectos prácticos. Cuando es el turno
de aparecer de los efectos CGI estos lucen de una manera decente, macabra y acorde
a la atmósfera de la película, no se siente muy fuera de lugar como ha ocurrido
en otras cintas del género.
Otro punto negativo que
puedo mencionar es posiblemente que algunos personajes se encuentran escritos
de una manera que aparentarían mayor importancia en la trama pero que
lamentablemente quedan muy olvidados tras sus 5 minutos de exploración.
Personajes como Lulú, la misma Sarah y algunos otros tienen el potencial para
desarrollar buenas sub tramas. Pero lamentablemente son usados como un elemento
en turno y tras su función son olvidados o relegados de la pantalla hasta el
final. También algunas oportunidades se pierden por momentos por las limitantes
de la clasificación en turno, en este punto tomo de ejemplo el pasado de Sarah
Bellow.
Ya para finalizar solo
queda mencionar que la banda sonora es preciosa en muchos sentidos. Resulta en
un acompañamiento musical que logra dividir perfectamente la calma y la vibra juvenil
de sus primeros minutos ante la macabra y escabrosa realidad que les acecha
mientras las historias se vuelven realidad. La caja musical en especial se
vuelve en un tema imposible de olvidar tras terminar la cinta.
En conclusión. Historias
de Miedo para contar en la oscuridad resulta en una película con un muy marcado
aire vintage. Los elementos, la manera en que está grabada y sobre todo el
enorme homenaje a las viejas historias de horror y elementos clásicos como
casas embrujadas y espantapájaros que lo miran todo. Un viaje perturbador
compuesto por elementos de naturaleza mórbida, los cuales nos llevan a un
tenebroso páramo donde las pesadillas cobran vida. Es de esos pocos productos
del género que se sienten hechos con corazón y cariño. Puede que tenga algunos tropiezos
y que ciertas cosas pudieran ser llevadas a un nivel mayor, pero al final de la
noche, cuando estas historias llegan a
su fin se quedan con nosotros. Esperando el momento para abordarnos
cuando decidamos ir a dormir. Le doy un 8.5 Entretenida, tenebrosa y una buena
cinta para aquellos que aún recuerdan el por qué le temían a la oscuridad de
niños. Nos veremos en la próxima reseña mis queridos moradores de los caminos
solitarios, el viejo Dullahan les desea felices pesadillas.
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