Reseña: I Kill Giants
Buenas noches mis
queridos trotamundos de la noche, es un gusto para mi recibirlos nuevamente en
mi humilde guarida. El tema del cual hoy les deseo hablar es sobre uno muy común
y a la vez, lamentable en el mundo del cine. Es de esperarse que entre tanto
producto fílmico de diversos países, algunas cintas queden alejadas del alcance
de muchos. Cuando un filme es extranjero siempre se corre el riesgo de que las
distribuidoras no se quieran arriesgar con ciertos productos y estos nunca
salgan de su país natal. Algo similar paso con un filme que su servidor estaba
esperando ver desde hace mucho tiempo y que lamentablemente solo España y
algunas ciudades inglesas fueron afortunadas de recibir este filme americano co-producido con Canadá. Hablemos pues de I Kill Giants.
I Kill Giants es la opera
prima del director Anders Walter, estrenada en 2017 en el festival de Sundance
y que hasta el año pasado pudo salir de su país de origen a otros países. La
cinta es en realidad una adaptación de la novela gráfica de Joe Kelly y J.M.
Ken Niimura, nos presenta a Bárbara (Madison Wolfe), una pre adolescente que
vive entre la realidad y la fantasía. Esto se refiere, entre la difícil
situación en casa y sus aventuras heroicas contra los gigantes que amenazan con
destruir la ciudad. Aunque objetivo aparentemente fácil para los abusones del
instituto, la joven no deja que nadie la pisotee. No es la nerd desvalida: es
la heroína auto proclamada en su historia.
La película inmediatamente
nos hace recordar con su estilo algunos filmes como Puente a Therabitia o la
fallida Un monstruo viene a verme. Pero a diferencia de las otras 2 cintas
donde la ambientación se vuelve una fantasía esperanzadora o al menos distractora
en el caso de la segunda, en I Kill Giants se nos maneja todo con una atmósfera
algo oscura y mucho más madura a pesar de ciertos elementos que podrían hacer
parecer lo contrario.
Es así pues, que el filme nos presenta a una
pre adolescente que usa de manera casi quijotesca a los gigantes y la fantasía
de sus libros como un método de protección ante una realidad cruel y cada vez
menos ignorable. Bárbara trata de evitar enfrentarse al dolor, a la pérdida, a
las responsabilidades que le abruman en una casa semi abandonada donde su
hermana ejerce de madre suplente,
perdiendo sus mejores años en el proceso.
Sumado a esto nos
encontramos con una protagonista que a simple vista puede notarse con serios
problemas psicológicos, cuestión por la cual la psicóloga de la escuela
comienza a interesarse en ella. Un buen ejemplo donde la imposibilidad de sobre
llevar ciertas situaciones provocan un cambio notorio en el modo de comportarse
o presentar su personalidad ante los demás, ansiedad social es lo que el
creador del comic y el director del filme presentan en Bárbara. Causando que en
lugar de tener un personaje vulnerable y manipulable nos encontremos con
alguien que constantemente se siente asechado y juzgado, dispuesto a sacar su
lado violento y a ignorar los intentos de otros por acercarse, incluso cuásar
que se torne en un personaje un poco petulante.
Y esto puede ser sinónimo
de dos cosas. La primera y la que seguramente más frecuentemente ocurre, el público
no conecta del todo con Bárbara por ser tan anti social y que posiblemente esto
sería un hecho general si no fuera por la segunda función aquí. La cinta
refleja una realidad más cruda más difícil de tapar que cualquier narrativa con
un personaje dócil como protagónico, este pequeño elemento es lo que hace que
nuestra protagonista no sea simplemente la loca del grupo, la rara o la
cretina, simplemente tiene que afrontar de una manera más desalentadora lo que podría
ser el protagonista de Un monstruo viene a verme. Y aunque no me gusta hacer la
comparación, es simplemente inevitable ya que ambas historias son muy similares
pero diferentes al cambiar el epicentro que es el protagonista. (Dato curioso, la novela gráfica salió en
2008 mientras que la novela que inspiro la otra cinta surgió en 2011)
Las actuaciones son otro
punto positivo del filme. Si bien Zoe Saldana que seguramente recordaran por
Gamora en guardianes de la Galaxia, forma a una psicóloga con peso en la
segunda mitad del filme, se nota la preocupación por Bárbara en su actuación y
resulta ser uno de los mayores exponentes para el clímax del filme. Igualmente
Imogen Poots nos entrega a una chica que tiene que madurar demasiado rápido para
cuidar de sus hermanos, que deja atrás sus mejores años y se vuelve
prematuramente una madre postiza. Podemos sentir esa desesperación y presión sobre
sus hombros y eso causa que empaticemos finalmente con ella.
Pero quien realmente se
lleva los aplausos es Madison Wolfe que nos entrega a una protagonista creíble
y que a pesar de sus debilidades para conectar con la gente, su actuación la
hace tomar enserio, resaltar en un mundo donde se supone que su rareza debe
hacerla resaltar y un sentimiento de inseguridad cada que la vemos en
escenarios aislados del público, donde deja salir sin querer sus verdaderos
temores.
Ahora, algo que si puede
criticarse al filme es que tiene un problema para ocultar por mucho tiempo la situación
de las cosas. Si bien todo el tiempo vemos esta batalla entre el mundo real y
el fantástico, es fácil imaginarse al llegar a cierta escena a donde va desembocar
su desenlace. Y si bien esto no arruina la cinta, si se siente como un desnivel
de ritmo y constancia narrativa, hay fácil 20 minutos del filme que se sienten ajenos
al resto de la película por su cambio de panorama oscuro a uno más
esperanzador.
La banda sonora resulta
ser una sorpresa total ya que siendo un filme con un presupuesto modesto no se pensaría
que tuviera melodías memorables o al menos sobre salientes que no pudiésemos
escuchar ya en algún otro lado. Pero al mirar el filme podemos sentir como sus
composiciones nos sumergen en la experiencia como pasa de la realidad a lo fantástico
con tan solo una nota que desemboca piezas preciosas.
Los efectos CGI podrían ser
algo cuestionables, porque si bien resultan agradables a la vista, por momentos
hay algunos que se sienten un poco más carentes de esfuerzo que otros (un
ejemplo es cierta escena que involucra un martillo). Pero a final de cuentas
cumplen. La fotografía y la producción es lo que en verdad se aprecia bastante,
por momentos nos hace remontar a esos hermosos pero tétricos escenarios de El
laberinto del fauno y por otros nos hacen sentir perdidos en un tiempo
a temporal como lo era en Miss Peregrine. Puede que tras las actuaciones este
sea el segundo mejor elemento de toda la cinta y que recomendaría solamente por
esto que la vieran sin dudar si el filme resultara ser malo.
En conclusión, I Kill
Giants es uno de esos trabajos lamentablemente infravalorados que rara vez
logran salir de su país natal, pero que esconden mucho para quien decida
mirarla. Puede ser una metáfora sobre el sobre llevar nuestras penas y
enfrentar a nuestros demonios, puede ser un análisis extenso de como a veces
las lamentables adversidades de la vida pueden llevar a alguien a perder un
poco de nosotros mismos. Pero al final, el mensaje es claro, no siempre es demasiado
tarde y cuando menos lo esperemos, comprenderemos que “el dolor te hace fuerte”. Le doy un 9.5 a esta cinta que recomiendo
ampliamente. Ahora me retiro mis amigos, hasta que nuestros caminos se crucen
nuevamente, buena suerte en los caminos nocturnos que deban recorrer para
enfrentar a sus propios gigantes.
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